Los Ángeles, California. — Distribuyen dispositivos GPS para poder rastrear a sus pacientes sin hogar. Abastecen sus kits de calle con pipas de vidrio que se usan para fumar metanfetamina, crack o fentanilo. Mantienen tarjetas de crédito de la empresa a mano en caso que un paciente necesite de urgencia alimentos o agua, o un viaje en Uber al médico.
Estos médicos, enfermeros y trabajadores sociales se están desplegando en las calles de Los Ángeles para ofrecer atención médica y servicios sociales a las personas sin hogar: soldados de un nuevo modelo de negocio que está arraigándose en comunidades de toda California.
Su estrategia: construir confianza con las personas sin hogar para darles medicinas dondequiera que estén… y ganar dinero haciéndolo.
“La mayor población de personas sin hogar en este país está aquí en el sur de California”, dijo Sachin Jain, ex funcionario de salud de la administración Obama que es CEO de SCAN Group, que dirige un plan de Medicare Advantage que cubre a unas 300,000 personas en California, Arizona, Nevada, Texas y Nuevo México.
“El segmento de más rápido crecimiento de personas que experimentan la falta de vivienda son en realidad los adultos mayores”, dijo. “Dije, ‘Tenemos que hacer algo al respecto’”.
La organización de Jain creó hace tres años Healthcare in Action, un grupo médico que envía a los practicantes a las calles de California exclusivamente para atender a personas sin hogar. Ha crecido rápidamente, estableciendo operaciones en 17 comunidades, incluyendo Long Beach, West Hollywood y el condado de San Bernardino.
Desde su lanzamiento, Healthcare in Action ha atendido a unos 6,700 pacientes sin techo y ha realizado aproximadamente 77,000 diagnósticos, desde esquizofrenia hasta diabetes. Ha puesto a unas 300 personas en viviendas permanentes o temporales.
En la mayor parte del país, la medicina de calle o callejera se practica como una labor caritativa, dirigida a servir a una población de pacientes compleja que ha sido desatendida por la medicina tradicional, dicen sus defensores.
Llevando vidas nómades y caóticas, las personas sin hogar sufren desproporcionadamente de afecciones mentales, adicciones y enfermedades crónicas, y a menudo no tienen seguro médico o si lo tienen no lo usan.
Eso hace que diseñar un negocio alrededor de atenderlos sea un riesgo, dicen ejecutivos de seguros y economistas de la salud.
“Es realmente innovador y emprendedor tomar toda esta energía y coraje para tratar de mejorar las cosas para una población a la que generalmente se ignora”, dijo Mark Duggan, profesor de economía en la Universidad de Stanford que se especializa en política de falta de vivienda y Medicaid. “Los incentivos financieros importan muchísimo en la atención médica. Son todo”.
Se estima que 181,000 personas no tenían hogar en California en 2023, aproximadamente el 30% del total nacional. El número de personas viviendo en la calle, más de dos tercios del total del estado, aumentó 6.9% con respecto al año anterior.
A los líderes estatales, incluido el gobernador demócrata Gavin Newsom, les ha costado luchar contra la creciente crisis de salud pública y política, a pesar de reunir recursos sin precedentes de los contribuyentes.
“Tenemos un gran problema entre manos, y tenemos muchos planes de salud y municipios diciendo, ‘Te necesitamos’”, dijo Jain.
En las calles
Una mañana nublada de abril, en Long Beach, Daniel Speller manejaba su furgoneta médica móvil entre las tiendas de campaña y lonas que llenaban las calles residenciales, buscando a un par de pacientes sin hogar. Speller, que es asistente médico de Healthcare in Action, dijo que estaba particularmente preocupado por las heridas gravemente infectadas que habían desarrollado en sus extremidades después de usar la droga callejera xilazina, un tranquilizante para animales que a menudo se mezcla con fentanilo.
“Estas heridas están en todas partes. Es realmente malo”, dijo Speller. Si las infecciones avanzan, pueden requerir amputaciones de dedos, pies o brazos.
“Hombre, ésta todavía está muy profunda”, dijo Speller mientras despegaba los jeans de la pierna hinchada de Robert Smith, de 66 años.
Después de limpiar y vendar la pierna de Smith, Speller le preguntó si necesitaba algo más. “Perdí mis cupones de alimentos”, respondió Smith.
En menos de una hora, el equipo de trabajadores sociales y enfermeros de Speller habían llamado a un Uber para llevar a Smith a una oficina estatal, donde recibió una nueva tarjeta CalFresh.
Después, Speller dobló hacia una calle lateral llena de más tiendas de campaña y autos convertidos en refugios. Nick Destry Anderson, de 46 años, estaba durmiendo en la acera y necesitaba con urgencia que le curaran su herida.
“Tenía tanto miedo. Antes de conocerlos pensé que iba a perder mi pierna”, dijo Anderson, haciendo un gesto mientras Speller rociaba su pierna con un aerosol antibiótico. “Estas personas salvaron mi vida”.
Anderson dijo que se sentía mareado, así que Speller pidió a otro miembro del equipo que usara la tarjeta de crédito de la empresa para comprarle una hamburguesa con queso y una Sprite.
Muchas personas sin hogar languidecen en las calles, tan arraigadas en crisis de salud mental o adicciones que no les importa mucho ver a un médico o tomar su medicación. Las enfermedades crónicas empeoran. Las heridas se infectan. Las personas sufren sobredosis o mueren por afecciones tratables.
Parte de la medicina callejera consiste en vendar heridas infectadas, administrar inyecciones de antipsicóticos y tratar enfermedades crónicas. Los proveedores de la calle a menudo reparten parafernalia de drogas como agujas limpias y pipas de vidrio para prevenir que se compartan y prevenir infecciones. Quizás más importante, estos trabajadores construyen confianza.
Que los pacientes sin hogar s conecten con médicos y enfermeros de atención primaria, que los visitan en las calles, en los parques o dondequiera que estén, puede prevenir visitas frecuentes y costosas a salas de emergencia y hospitalizaciones, potencialmente ahorrando dinero a las aseguradoras y a los contribuyentes, argumenta Jain.
Aunque los refugios y la vivienda son escasos, el objetivo de Healthcare in Action es lograr que los pacientes estén lo suficientemente saludables como para vivir vidas estables e independientes, dijo.
Pero eso es más fácil decirlo que hacerlo. En West Hollywood esa semana de abril, Isabelle Peng, coordinadora clínica de Healthcare in Action, encontró a Lisa Vernon, una mujer sin hogar, desplomada en su silla de ruedas en una parada de autobús concurrida. Vernon es una habitual del cercano Centro Médico Cedars-Sinai, dijeron Peng y su colega, David Wong.
Cuando Peng y Wong intentaron examinar su pierna hinchada, Vernon les gritó y rechazó la ayuda. “¡Los antibióticos no van a salvar mi vida!”, gritó Vernon mientras un ratón corría hacia las migajas de patatas fritas que estaban a sus pies.
Pasaron a su siguiente paciente, un hombre que estaban rastreando con un dispositivo GPS que a veces colocan en las pertenencias de las personas sin hogar. El uso de los dispositivos es voluntario. Funcionan mejor que los teléfonos móviles porque es menos probable que la policía los confisque durante redadas de campamentos, o que se los roben.
“Nuestros pacientes realmente cambian mucho de ubicación, así que esto nos ayuda a encontrarlos cuando tenemos que darles medicación o hacer seguimiento”, dijo Wong. “Ya hemos desarrollado un vínculo con estos pacientes y ellos quieren que los veamos”.
Aumento de ingresos
Los equipos de medicina de calle están en demanda, en gran parte debido a la creciente frustración pública con la falta de vivienda. Por ejemplo, La ciudad de West Hollywood otorgó a Healthcare in Action un contrato de tres años que paga $47,000 al mes. La organización sin fines de lucro también puede facturar por sus servicios a Medi-Cal, el programa de Medicaid de California.
Mari Cantwell, consultora de atención médica que se desempeñó como directora del Medicaid de California desde 2015 hasta principios de 2020, dijo que los reembolsos de Medicaid por sí solos no son suficientes para financiar a los proveedores de medicina de calle. Para seguir siendo viables, dijo, deben dar pasos financieros creativos, como hace Healthcare in Action.
“Medicaid nunca va a pagar altos márgenes, así que tienes que pensar en cómo sostener las cosas”, dijo.
Healthcare in Action generó unos $2 millones en ingresos en su primer año, $6 millones en 2022 y $15,4 millones en 2023, según Michael Plumb, director financiero de SCAN Group.
Healthcare in Action y el plan de seguro Medicare Advantage de SCAN generan ingresos sirviendo a pacientes sin hogar de múltiples maneras:
Ambos están aprovechando miles de millones de dólares en fondos de Medicaid que los estados y el gobierno federal están gastando para tratar a personas sin hogar en sus lugares y para proporcionar nuevos servicios sociales como asistencia de vivienda y alimentos. Por ejemplo, Healthcare in Action ha recibido $3,8 millones de la iniciativa de Medicaid de Newsom de $12 mil millones llamada CalAIM, que le permite contratar trabajadores sociales, médicos y proveedores para los equipos de medicina callejera, según el estado. También contrata con aseguradoras de salud, incluidas L.A. Care y Molina Healthcare en el sur de California, para identificar viviendas para pacientes sin hogar, negociar con propietarios, y proporcionar ayuda financiera como cubrir depósitos de seguridad.
Healthcare in Action recibe donaciones caritativas de algunos hospitales y aseguradoras, incluidas CalOptima en el condado de Orange y su propio plan Medicare Advantage, SCAN Health Plan.
Healthcare in Action se asocia con ciudades y hospitales para proporcionar tratamiento y servicios. En 2022, inició un contrato con Cedars-Sinai para atender a pacientes que deambulan fuera del hospital.
También inscribe a pacientes sin hogar elegibles en SCAN Health Plan porque muchas personas mayores de bajos ingresos califican tanto para la cobertura de Medicaid como para Medicare. El plan tuvo ingresos de $4,9 mil millones en 2023, frente a los $3,5 mil millones de 2021.
“Ha habido un ajuste de mercado increíble, desafortunadamente”, dijo Jain. “No puedes caminar o conducir por una calle en Los Ángeles, ya sea rica o pobre, y no encontrarte con este problema”.
Jim Withers, quien acuñó el término “medicina de calle” hace décadas y atiende a personas sin hogar en Pittsburgh, dio la bienvenida a la entrada de más proveedores dada la enorme necesidad. Pero advirtió sobre un modelo con motivos financieros.
“Me preocupa la corporativización de la medicina de calle y el capitalismo invadiendo lo que hemos estado construyendo, en gran parte como una misión de justicia social fuera del sistema tradicional de atención médica”, dijo. “Pero nadie posee las calles, y tenemos que encontrar la manera de trabajar juntos”.
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Dr. David Lowemann, M.Sc, Ph.D., is a co-founder of the Institute for the Future of Human Potential, where he leads the charge in pioneering Self-Enhancement Science for the Success of Society. With a keen interest in exploring the untapped potential of the human mind, Dr. Lowemann has dedicated his career to pushing the boundaries of human capabilities and understanding.
Armed with a Master of Science degree and a Ph.D. in his field, Dr. Lowemann has consistently been at the forefront of research and innovation, delving into ways to optimize human performance, cognition, and overall well-being. His work at the Institute revolves around a profound commitment to harnessing cutting-edge science and technology to help individuals lead more fulfilling and intelligent lives.
Dr. Lowemann’s influence extends to the educational platform BetterSmarter.me, where he shares his insights, findings, and personal development strategies with a broader audience. His ongoing mission is shaping the way we perceive and leverage the vast capacities of the human mind, offering invaluable contributions to society’s overall success and collective well-being.