Hace más de 60 años, legisladores en Colorado adoptaron la idea de que la intervención temprana podría prevenir el abuso infantil y salvar vidas. El requisito del estado de que ciertos profesionales informaran a las autoridades cuando sospechaban que un niño había sido maltratado o descuidado fue una de las primeras leyes de informes obligatorios en la nación.
Desde entonces, estas leyes se han expandido a nivel nacional para abarcar más tipos de maltrato, incluido el abandono, que ahora representa la mayoría de los informes, y han aumentado el número de profesiones obligadas a informar. En algunos estados, se requiere que todos los adultos informen lo que sospechan que pueda ser un caso de abuso o negligencia.
Pero ahora hay esfuerzos en Colorado y otros estados para revertir estas leyes, argumentando que el resultado ha sido demasiados informes infundados, que perjudican desproporcionadamente a las familias que son pobres, negras, indígenas o tienen miembros con discapacidades.
“Hay una larga y deprimente historia basada en el enfoque de que nuestra respuesta principal a una familia en dificultades es reportar”, dijo Mical Raz, médica e historiadora de la Universidad de Rochester en Nueva York. “Ahora hay una gran cantidad de evidencia que demuestra que más informes no están asociados con mejores resultados para los niños”.
Stephanie Villafuerte, defensora del pueblo para la protección infantil de Colorado, supervisa un grupo de trabajo para reexaminar las leyes de informes obligatorios del estado. Dijo que el grupo busca equilibrar la necesidad de informar casos legítimos de abuso y negligencia con el deseo de eliminar informes inapropiados.
“Esto está diseñado para ayudar a las personas que se ven afectadas de manera desproporcionada”, dijo Villafuerte. “Espero que la combinación de estos esfuerzos pueda marcar la diferencia”.
A algunos críticos les preocupa que los cambios a la ley pueda dar lugar a que se pasen por alto casos de abuso. Los trabajadores médicos y de cuidado infantil que forman parte del grupo de trabajo han expresado preocupación sobre la responsabilidad legal.
Aunque es raro que las personas sean acusadas penalmente por no informar, también pueden enfrentar responsabilidad civil o repercusiones profesionales, incluidas amenazas a sus licencias.
El ser reportado a los servicios de protección infantil se está volviendo cada vez más común. Más de 1 de cada 3 niños en el país será objeto de una investigación de abuso y negligencia infantil para cuando cumplan 18 años, según una estimación que se cita con frecuencia, un estudio de 2017 financiado por la Oficina de Niños del Departamento de Salud y Servicios Humanos.
A las familias negras y nativas americanas, las familias pobres y los padres o niños con discapacidades se las mira con lupa. La investigación ha encontrado que, entre estos grupos, los padres tienen más probabilidades de perder los derechos parentales y los niños tienen más probabilidades de terminar en hogares temporales.
En una abrumadora mayoría de investigaciones, no se confirma ningún abuso o negligencia. Sin embargo, los que estudian cómo afectan estas investigaciones a las familias las describen como aterradoras y aislantes.
En Colorado, el número de informes de abuso y negligencia infantil ha aumentado un 42% en la última década, y alcanzó un récord de 117,762 el año pasado, según datos estatales. Aproximadamente, otras 100,000 llamadas a la línea directa no se contaron como informes porque eran solicitudes de información o se referían a asuntos como la manutención de los hijos o la protección de adultos, dijeron oficiales del Departamento de Servicios Humanos de Colorado.
El aumento de los informes se puede rastrear hasta una política que alienta a una amplia gama de profesionales —incluidos el personal escolar y médico, terapeutas, entrenadores, miembros del clero, bomberos, veterinarios, dentistas y trabajadores sociales— a llamar a una línea directa cada vez que tengan una preocupación.
Estas llamadas no reflejan un aumento en el maltrato. Más de dos tercios de los informes que reciben las agencias en Colorado se desestiman porque no cumplen con el umbral para la investigación. De los niños cuyos casos se evalúan, se comprueba que el 21% ha sufrido abuso o negligencia. El número real de casos confirmados no ha aumentado en la última década.
Si bien los estudios no demuestran que las leyes que obligan a informar mantengan seguros a los niños, informó el grupo de trabajo de Colorado en enero, hay evidencia de daño. “El informe obligatorio impacta desproporcionadamente a las familias de color”, iniciando el contacto entre los servicios de protección infantil y familias que no presentan preocupaciones por abuso o negligencia, dijo el grupo de trabajo.
Este grupo también está analizando si una mejor selección podría mitigar “el impacto desproporcionado del informe obligatorio en comunidades con recursos limitados, comunidades de color y personas con discapacidades”.
También señaló que la única forma de informar preocupaciones sobre un niño es con un informe formal a una línea directa. Sin embargo, muchas de esas llamadas no son para informar sobre abuso en absoluto, sino intentos de conectar a niños y familias con recursos como alimentos o asistencia para la vivienda.
Los que llaman a la línea directa pueden querer ayudar, pero las familias que son objeto de informes erróneos de abuso y negligencia rara vez lo ven de esa manera.
Esto incluye a Meighen Lovelace, que vive en una zona rural de Colorado y que pidió a KFF Health News que no revelara su ciudad natal por temor a atraer la atención no deseada de funcionarios locales. Para la hija de Lovelace, que es neurodivergente y tiene discapacidades físicas, los informes comenzaron en 2015, cuando empezó el preescolar a los 4 años.
Los maestros y proveedores médicos que hacían los informes a menudo sugerían que la agencia de servicios humanos del condado podría ayudar a la familia de Lovelace. Pero las investigaciones que siguieron fueron invasivas y traumáticas.
“Nuestro mayor temor latente es, ‘¿van a llevarse a nuestros hijos?’”, dijo Lovelace, quien es defensora de la Colorado Cross-Disability Coalition, una organización que aboga por los derechos civiles de las personas con discapacidades.
“Tenemos miedo de pedir ayuda. Nos está impidiendo ingresar a los servicios debido al miedo al bienestar infantil”, expresó.
Funcionarios de servicios humanos, estatales y del condado, dijeron que no podían comentar sobre casos específicos.
El grupo de trabajo de Colorado planea sugerir aclarar las definiciones de abuso y negligencia bajo la ley de informe obligatorio del estado. Los que tienen que informar no deben “hacer un informe únicamente debido a la raza, clase o género de una familia/niño”, ni debido a una vivienda, muebles, ingresos o ropa inadecuados. Además, no debe haber un informe basado únicamente en el “estado de discapacidad del menor, padre o tutor”, según la recomendación preliminar del grupo.
También planean recomendar capacitación adicional para los que tienen la obligación de informar, ayuda para profesionales que están decidiendo si hacer una llamada o no, y un número de teléfono alternativo, o “línea directa cálida”, para casos en los que los que llaman creen que una familia necesita ayuda material, en lugar de vigilancia.
Los críticos dicen que estos cambios podrían dejar a más niños vulnerables a abusos no denunciados.
“Me preocupa que agregando sistemas como la línea directa cálida, se nos escabullan los casos en lo que los niños están en verdadero peligro, y que no reciban ayuda”, dijo Hollynd Hoskins, abogada que representa a víctimas de abuso infantil.
Hoskins ha demandado a profesionales que no informan sus sospechas.
El grupo de trabajo de Colorado incluye a funcionarios de salud y educación, fiscales, defensores de las víctimas, representantes del bienestar infantil del condado y abogados, así como a cinco personas que tienen experiencia en el sistema de bienestar infantil. Planea finalizar sus recomendaciones a principios del próximo año con la esperanza de que los legisladores estatales consideren cambios en la política en 2025. La implementación de cualquier nueva ley podría llevar varios años.
Colorado es uno de varios estados, incluidos Nueva York y California, que han considerado recientemente cambios para restringir, en lugar de expandir, el informe sobre supuestos abusos.
En la ciudad de Nueva York, se está capacitando a los maestros para que lo piensen dos veces antes de hacer un informe, mientras que el estado de Nueva York introdujo una “línea directa cálida” para ayudar a conectar a las familias con recursos como vivienda y cuidado infantil.
En California, un grupo de trabajo estatal destinado a cambiar del “informe obligatorio al apoyo comunitario” está planeando recomendaciones similares a las de Colorado.
Entre los que abogan por el cambio están las personas con experiencia en el sistema de bienestar infantil. Incluyen a Maleeka Jihad, quien lidera la Coalición MJCF con sede en Denver, que aboga por la abolición del informe obligatorio junto con el resto del sistema de bienestar infantil, citando su daño a las comunidades negras, nativas americanas y latinas.
“El informe obligatorio es otra forma de mantenernos vigilados por blancos [no hispanos]”, dijo Jihad. A él mismo cuando era niño lo arrebataron del cuidado de un padre amoroso y lo colocaron en el sistema temporal.
La reforma no es suficiente, dijo. “Sabemos lo que necesitamos, y generalmente son fondos y recursos”. Algunos de estos recursos —como vivienda asequible y cuidado infantil— no existen a un nivel suficiente para todas las familias de Colorado que los necesitan, dijo Jihad.
Otros servicios están disponibles, pero hay que encontrarlos. Lovelace dijo que los informes disminuyeron después que la familia obtuvo la ayuda que necesitaba, en forma de una exención de Medicaid que pagaba por atención especializada para las discapacidades de su hija.
Ahora, la niña está en séptimo grado y le va bien. Ninguno de los trabajadores sociales que visitaron a la familia mencionó la exención, dijo Lovelace. “Realmente creo que no sabían nada al respecto”.
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Dr. David Lowemann, M.Sc, Ph.D., is a co-founder of the Institute for the Future of Human Potential, where he leads the charge in pioneering Self-Enhancement Science for the Success of Society. With a keen interest in exploring the untapped potential of the human mind, Dr. Lowemann has dedicated his career to pushing the boundaries of human capabilities and understanding.
Armed with a Master of Science degree and a Ph.D. in his field, Dr. Lowemann has consistently been at the forefront of research and innovation, delving into ways to optimize human performance, cognition, and overall well-being. His work at the Institute revolves around a profound commitment to harnessing cutting-edge science and technology to help individuals lead more fulfilling and intelligent lives.
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